PROLOGO

por: CARLOS RESTREPO DUMIT

En verdad que hay muy pocas personas en Colombia tan calificadas como Saúl Velásquez Restrepo para escribir un libro como el que ahora da a la publicidad bajo el título de "Finazas Básicas - Enfoque Práctico y Sencillo". Porque el autor combina una excelente formación académica, adquirida como estudiante de Administración y Finanzas en la Universidad EAFIT, donde también recibió el grado dc Master o Magíster en su especialidad, y como profesor universitario en el mismo centro educativo, primero, y más tarde en la Universidad Mayor de Nuestra Señora del Rosario, con una dilatada experiencia

profesio­nal en la empresa privada, como vicepresidente financiero de Confecciones Colombia S.A. "Everfit" por ejemplo, o como gerente de la sucursal de cacharrería Mundial S.A. en Bogotá, o como gerente general - en dos oportunidades - de Cooperativa Central de Distribución "Cocentral" cargo que actualmente desempeña con acierto singular.

Puede afirmarse, por lo tanto, que cada uno de los capítulos de su libro, que cada una de las valiosas enseñanzas que de él se desprenden tiene un sólido fundamento teórico que proviene de prolongadas horas de estudio, de extensas lecturas, de la frecuente consulta de obras especializadas, de notas tomadas y acumuladas pacientemente en el ejercicio de la cátedra o en el diálogo con sus colegas y discípulos y, al propio tiempo, se alimentan de las riquísimas experiencias recogidas en la práctica de su profesión con la fuerza de un espíritu como el suyo, despierto, perspicaz e inquisitivo.

Se trata, pues, de un libro que el autor ha vivido intensamente antes de escribirlo y ello es, precisamente, lo que le comunica el inmenso sentido práctico que se advierte desde el comienzo de la lectura y que campea a lo largo de sus páginas como un reflejo de su personalidad de hombre directo, llano, laborioso y tenaz.

"Finanzas Básicas" tiene por encima de todo el mérito de ser una obra colombiana, pre­ferentemente para lectores colombianos, en la cual se trasplanta a nuestro medio, luego de severo escrutinio, la teoría general de la administración financiera, adaptada y acomodada a nuestras particulares condiciones y aplicada a los problemas propios de un país subdesarrollado, de economía inflacionaria, con un mercado de capitales imperfecto y en permanente déficit de recursos para abastecer la demanda de inversión y con un sistema bancario limitado, insuficiente para las necesidades y requerimientos de los sectores de la producción, de mayor desarrollo relativo.

Profundo conocedor del ambiente de restricciones y de peculiaridades en que se desenvuelve el mundo empresarial colombiano, Saúl Velásquez se mueve con la naturalidad y la pericia del baquiano por entre temas de suyo complejos, cuajados de infinitos matices, para reducirlos a unos conceptos elementales, de asombrosa simplicidad, fruto de la gran familiaridad que con ellos tiene, y estructurar sobre bases sencillas la misma teoría que proclama la copiosa literatura especializada que corre impresa en densos tratados escritos en el exterior, pero, como se dijo antes, admirablemente aclimatada a nuestro medio y a nuestras dificultades. Pueden ilustrar esta afirmación, desde luego, todos los capítulos de su libro, imbuidos como están del mismo espíritu que rige la obra, en general. Pero hay algunos, sin embargo, en que estas características brillan con luz más fuerte, como, por ejemplo, los que tratan del Manejo del Efectivo, de la Administración del Capital de Tra­bajo o del Análisis de Equilibrio, en los que coincide la clarísima exposición de unos prin­cipios generales, vertidos a la atmósfera de nuestros negocios, con la extraordinaria utili­dad práctica de sus enseñanzas.

Otro aspecto que merece destacarse es que "Finanzas Básicas" es no solo una obra de técnica financiera, de lo cual tiene mucho, obviamente, sino, también, en alta proporción, un manual de política financiera. A medida que se avanza en su lectura se tiene la sensación de estar frente a una carta de navegación minuciosamente elaborada. A lo largo de la vía se encienden luces rojas de peligro, señales que previenen sobre las asechanzas del camino, advertencias que invitan a esquivar riesgos y escollos. Pero, sobre todo, hay recomendaciones de sana administración, llenas de sabiduría, cuyo acatamiento permite recorrer con seguridad la ruta adecuada y alcanzar resultados positivos y concretos. El "conservadurismo contable" en que tanto insiste el autor; la preferencia por la liquidez; la retención de utilidades, particularmente en países como Colombia, de inflación perma­nente; la vigilancia del pasivo y sus niveles, con clara conciencia de su origen y composición, así como del costo del dinero; la planeación del crecimiento; la toma de decisiones de inversión y los soportes en que se apoyan son temas que saludablemente se repiten a lo largo de la obra y que el autor maneja con acertados criterios, dentro de pautas de ponderación y equilibrio.

Si el país no se hubiera apartado, como lo hizo, de las estrictas normas de disciplina financiera que con tanta propiedad aparecen expuestas en las páginas de este libro, es bien probable que el desbarajuste que se vivió en los primeros años del presente decenio, en el cual se vieron envueltas multitud de empresas y que comprometió a la banca y a otros establecimientos de crédito, no se habría presentado jamás, a pesar del origen externo, pretendidamente inevitable, que en su momento se le atribuyó. Prueba de ello es que algunas sociedades e instituciones que limitaron su endeudamiento a los índices que la teoría y la prudencia aconsejan, conscientes de que el dinero es un recurso escaso y, por lo tanto, costoso, que mantuvieron y vigilaron la liquidez; que no incurrieron en excesos de inventarios; que se preocuparon por darle una rápida rotación al capital de trabajo, como una defensa contra la inflación; que planearon racionalmente su desarrollo, mediante la utilización de las herramientas que la técnica de las finanzas ofrece; que no se congelaron en inversiones extrañas a su giro ordinario, no solo sobrevivieron a la crisis sino que con­servaron un ritmo de crecimiento semejante al de épocas normales, dieron empleo, remu­neraron los distintos factores de la producción y generaron beneficios para los dueños del capital y para el Estado, bajo la forma de impuestos.

No todos, por desgracia, observaron esta necesaria disciplina y hoy exhiben - los que no sucumbieron - las cicatrices que un período turbulento y aciago dibujó sobre su piel

Libros como el de Saúl Velásquez Restrepo, que ahora sale a la luz, cuidadosamente leídos y aplicados son un eficaz preventivo contra esta clase de situaciones, tremendamente confusas, que ojalá no vuelvan a presentarse en Colombia.

Carlos Restrepo Dumit
Medellín, marzo de 1987

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