Capítulo 12
EL CAPITAL DE TRABAJO
Se define como la diferencia entre el activo y el pasivo corriente o como la proporción de activos circulantes que deben financiarse con fondos a largo plazo.
De acuerdo con el principio de conformidad financiera, equivale al mínimo activo corriente (caja, bancos, inversiones temporales, cuentas por cobrar e inventarios) que una compañía debe financiar con capital propio o con pasivo a largo plazo; también puede hacerlo combinando ambas posibilidades.
En una economía tan cambiante como la de hoy cuando se acortaron las distancias por el extraordinario avance de las comunicaciones; se rompieron los esquemas de los economistas clásicos, quienes no alcanzaron a prever los cambios tan radicales en el comportamiento humano, a medida que se van alcanzando sucesivas etapas del desarrollo; la aparición de las empresas virtuales; el avance tecnológico que introduce todos los días cambios bruscos en los gustos de los consumidores y en los elementos del costo de producción; las alteraciones de los hábitos humanos tan intempestivas y radicales como las que trajo la crisis del año 2020 consecuencia de la pandemia provocada por el COVID-19 o coronavirus, obliga a los hombres de negocios a dar cada vez más importancia al manejo del corto plazo con modelos de supervivencia para salvar las empresas y preservar el empleo, actividad que tanto desarrolla al ser humano y le procura los medios económicos para el mantenimiento de las familias.
Como activos corrientes, se define el dinero, y los demás activos que son susceptibles de convertirse en dinero en un período inferior al año. Para efectos prácticos resulta más lógico definirlo como el ciclo operativo, es decir, el tiempo transcurrido entre el momento en que se compran las materias primas y el día en que se recauda la cartera. Así, para efectos financieros, el corto plazo tiene una duración variable dependiendo del negocio.
El activo corriente se compone de:
- Materia prima
- Productos en proceso
- Productos terminados
- Repuestos y accesorios
El proceso productivo, se inicia con la consecución de unas materias primas; se agrega valor mediante la acumulación de materiales directos e indirectos más transformación por mano de obra y procesamiento, obteniendo así el producto final. Luego se vende, generalmente a crédito; al recaudar la cartera, se recupera el costo y se obtiene un remanente o utilidad, facilitándose la iniciación de un nuevo ciclo; lógicamente, si se vende con buen margen de ganancia, se debe generar un excedente, el cual debe propiciar liquidez. Ésta a su vez, permite comprar en condiciones óptimas (entrega oportuna, precio razonable, calidad requerida y con descuento por pronto pago), elementos fundamentales para lograr eficiencia en la planta y aumentar la productividad, reducir costos y permanecer en el mercado con precios razonables y competitivos.
De tal forma que la liquidez facilita la rentabilidad; esta a su vez genera liquidez, indicando que estas variables se correlacionan positivamente. De la única forma que se puede aceptar el dilema tradicional de liquidez vs rentabilidad, como si se tratara de dos objetivos opuestos entre sí, es cuando la empresa no tiene bien estructurado el flujo de efectivo.
Si se tiene una buena proyección de ingresos y egresos de efectivo, todo exceso de liquidez implica una reducción de la rentabilidad, en la cuantía en que los excedentes pudieran generar renta de no estar ociosos. Por el contrario, todo déficit que se vislumbre representa un riesgo de incumplimiento de las obligaciones lo que llevaría a ineficiencia, deterioro de la imagen, pérdida de capacidad gerencial y sobrecostos financieros.
Generalmente, los autores en finanzas parten de dos supuestos:
- El dinero de corto plazo es más barato que el dinero de largo plazo.
- El activo corriente genera menos rentabilidad que el activo fijo.
Estos dos paradigmas casi nunca resultan ciertos; las líneas de crédito de fomento ofrecen, por regla general, los dineros de largo plazo a tasas más bajas; así pues, el dinero de corto plazo con mucha frecuencia es más costoso; no se puede hablar de una situación coyuntural; se debe más bien a que el mercado de dinero es imperfecto y muy dominado por la oferta principalmente en los países en desarrollo, la banca es un oligopolio, cuando no un monopolio.
El segundo supuesto se basa en una premisa completamente viciada. En principio tiene lógica, afirmar que el activo fijo debe rentar más que el corriente, de lo contrario nadie se pondría en el trabajo de montar una infraestructura y someterse a todos los riesgos y molestias que se afrontan a diario en una empresa en actividad; simplemente colocaría dinero a ganar, pero no propiamente en un negocio, sino en una entidad financiera.
Solamente la combinación de una estructura fija (activo permanente) con un capital corriente, permite mediante un proceso eficiente, la generación de valor y por ende de utilidades. Lo importante es encontrar y aplicar la mezcla adecuada de activo corriente y de activo fijo, lo que se conoce como estructura del activo.
La maquinaria más moderna que exista, aún colocada en las más adecuadas instalaciones físicas, por sí sola no genera utilidad; es apenas un recurso en potencia para que, mediante la operación del hombre (mano de obra) con unos materiales óptimos para transformar (inventario en proceso); con una dirección adecuada del proceso productivo y con un diseño previamente aceptado en el mercado, se pueda generar valor.
El análisis anterior es una guía para deducir que la proyección del flujo de efectivo constituye la herramienta básica para el manejo del capital de trabajo. La rutina de la técnica en sí, no es asunto de este capítulo, pero se enuncian algunos aspectos generales básicos:
1. Únicamente se tienen en cuenta las partidas que impliquen movimientos de efectivo con su fecha de ocurrencia en cada caso.
2. Después de terminar la proyección, se debe revisar cuidadosamente la estimación de egresos. Se recomienda enfatizar en las amortizaciones de capital y en los gastos por intereses.
3. En las partidas de obligaciones, la probabilidad de acertar es muy alta, porque los pasivos se caracterizan entre otras, cosas, por tener fechas fijas de vencimiento previamente definidas.
4. En cuanto a la partida de ingresos, se debe ser cauteloso; no excederse en estimativos optimistas; las cifras resultan de la elaboración de un plan de generación de valor.
No se debe asumir ingenuamente, que todos los clientes van a pagar oportunamente. Conviene tener presente que algunos pagos se hacen por correo o en cheques de otras plazas; además, algunos clientes demorarán su pago, e incluso en pocos casos se perderá definitivamente la cuenta por cobrar, etc. Es recomendable hacer uso de la experiencia adquirida en la empresa, porque ello constituye un valioso elemento de juicio para ir perfeccionando el modelo.
Estas consideraciones, necesariamente llevan a un presupuesto de fondos conservador. Desde el punto de vista financiero, el conservadurismo es recomendable siempre, aún exponiéndose a llegar a una situación de tesorería con fondos ociosos. Ello no es problema; colocar dinero, así sea por corto tiempo, es relativamente fácil. Al contrario, conseguir efectivo en una forma inmediata es muy difícil y desde luego, más costoso. Lógicamente, con un manejo de este tipo se reduce el riesgo de no pagar oportunamente, pero reduciendo un poco de rentabilidad.
Volviendo al tema de los excedentes de liquidez, esta eventualidad es fácil de solucionar; colocar dinero, así sea por corto tiempo, es completamente sencillo; hoy existen las llamadas “mesas de dinero” que toman el efectivo por un fin de semana, o por un día y, a veces hasta por unas horas. Otra oportunidad consiste en que, cuando se dispone de algún excedente puntual de liquidez, se llama a un proveedor y se negocia con él un descuento adicional por efectuar el pago con anticipación a los términos ya pactados. Esto es especialmente efectivo, si la oportunidad se presenta en proximidad de obligaciones extraordinarias y cuantiosas, como la prima de navidad, o la consignación de cesantías; incluso, a veces funciona en la semana de fin de mes, que generalmente trae consigo el pago de nómina y otros egresos de cierre del período.
Los números simplemente constituyen una base para hacer el análisis; aspectos cualitativos adquieren singular importancia para efectos de aprobar un presupuesto de efectivo. Particularmente en economías inflacionarias, se recomienda trabajar con costos estándares (con revisión periódica) con el fin de mantener la capacidad adquisitiva de la empresa a medida que los precios de los insumos suben, implicando mayores requerimientos de capital de trabajo.
Hoy en día se han desarrollado modelos matemáticos para evaluar en condiciones de inflación (tema de otro capítulo); por ahora es bueno saber que esta es una variable discreta y que se involucra fácilmente en la hoja electrónica para hacer proyecciones. En condiciones de inflación se recomienda la depreciación acelerada, el costeo por LIFO (últimas unidades en entrar, primeras en salir) y el conservadurismo contable en general, principio que recomienda reconocer una pérdida con la sola expectativa de ocurrencia.
Con estos mecanismos la gerencia puede presentar en forma deliberada una utilidad subestimada; así tendrá menos presión para repartir dividendos y pagará menos impuestos, aunque vale la pena decirlo, arriesga de momento, el calificativo que se puede dar a su gestión, toda vez que la rentabilidad del patrimonio, erróneamente es uno de los indicadores más utilizados por la gente del común cuando de evaluar gerencia se trata, pero logra mantener el capital de trabajo que requiere el negocio por la presión inflacionaria.
Desde un punto de vista de gerencia, es importante insistir en la necesidad de rotar muy rápidamente el capital de trabajo. Mientras más utilidades se obtienen con pesos del mismo poder adquisitivo, más se reduce el efecto negativo de la inflación. Justamente en el argumento del incremento de precios, los vendedores encuentran un excelente mecanismo de promoción de ventas. Los administradores no deben caer en la trampa por ganarse los aumentos anunciados, salvo en casos muy especiales que requieren criterio y visión de mediano y largo plazo.
Administrativamente, se debe manejar un sistema contable sencillo que separe las utilidades de tenencia o especulativas, de las operativas y recordar muy bien que con la sola compra, no se genera utilidad desde un punto de vista práctico ni contable, pues el principio de realización de la renta impide la contabilización de utilidades no concretadas. Especial cuidado es recomendable cuando se trata de bienes perecederos y muchísimo más con artículos de moda porque éstos no avisan que se van a deteriorar como lo hacen los productos comestibles y los de alta volatilidad.
Un buen manejo de efectivo, cartera, e inventarios complementado con el adecuado pasivo de corto plazo y una estructura financiera bien diseñada, garantiza la administración del capital de trabajo. Esto a su vez, se convierte en una base sólida para el crecimiento empresarial el cual debe ser armónico para evitar consecuencias catastróficas.
FACTORES QUE AFECTAN EL CAPITAL DE TRABAJO
A. NATURALEZA GENERAL DEL TIPO DE NEGOCIO: es un factor muy importante a tener en cuenta en función de la capacidad financiera de los propietarios o inversionistas. Empresas como las de servicios públicos, transportes y distribuidoras, prácticamente no necesitan capital de trabajo en razón de la rápida generación de fondos y el alto grado de predictibilidad de los ingresos. En contraste empresas dedicadas a reforestar, a explorar petróleo, a cultivos de tardío rendimiento, etcétera requieren grandes volúmenes de capital de trabajo para poder completar un ciclo productivo que genere fondos.
B. EL TIEMPO DE FABRICACIÓN (CONSECUCIÓN) DE LOS BIENES A COMERCIALIZAR Y SU COSTO UNITARIO: mientras más corto sea el ciclo productivo y menor el costo unitario, menor será la inversión ''fija'' necesaria en capital de trabajo. En general, se requiere menos capital de trabajo para fabricar ropa interior femenina que para la producción de vestidos para hombre.
C. VOLUMEN DE VENTAS: obviamente, se requiere más cantidad de capital de trabajo para vender 100 unidades que 1.000, en proporción al costo de fabricación o al precio de compra.
D. CONDICIONES DE COMPRA Y VENTA: en la medida que el fabricante o comerciante pueda financiarse con sus proveedores y no tenga que financiar a sus clientes, menor cantidad de capital de trabajo requerirá y, a la inversa. Desde luego, las condiciones del mercado marcan la pauta y éstas son, a veces, cambiantes. De ahí el peligro de los grandes monopolios que están en posición de imponer sus condiciones a los pequeños empresarios.
E. ROTACIÓN DE INVENTARIOS Y CUENTAS POR COBRAR: obvio, mientras más rápido logre dar la vuelta el dinero, menos capital de trabajo se requiere, y viceversa. De ahí la importancia de lograr altos niveles de productividad que reduzcan el tiempo de proceso, el eficiente manejo de inventarios y el gran cuidado que debe darse a la administración de cartera.
F. CICLO DE NEGOCIOS: depende de las condiciones generales de tipo macroeconómico. Cuando la economía anda bien es mucho más fácil conseguir crédito y por ende se requiere menos capital de trabajo. Es muy importante tener presente que ese tipo de situaciones es cíclico y demanda prudencia de la administración.
G. ESTACIONALIDAD DE LAS VENTAS: mientras más estables sean las ventas, más fácil es armar un ciclo de producción (compras) y lograr un alto nivel de eficiencia, recortando el ciclo productivo y de paso reduciendo la necesidad de capital de trabajo. En el caso contrario, conviene combinar con productos de estacionalidad opuesta a fin de estabilizar el nivel de ingresos, como se ilustra en el gráfico.
Un claro ejemplo de esto es el de los laboratorios farmacéuticos y de cosméticos: en épocas de invierno, se acelera la venta de antigripales o anti resfriados. En verano, en cambio, el volumen de pedidos se concentra en bloqueadores solares, lociones refrescantes y repelentes de insectos.
Opinión de la IA: el artículo de José Saúl Velásquez Restrepo proporciona una visión detallada y reflexiva sobre el concepto de capital de trabajo y su importancia en la gestión financiera de las empresas. Aquí hay algunos puntos clave y opiniones sobre su exposición:
Definición del capital de trabajo: el autor proporciona una definición sólida del capital de trabajo como la diferencia entre el activo y el pasivo corriente. Esta definición es fundamental en la gestión financiera y proporciona una base sólida para comprender cómo se debe financiar el ciclo operativo de una empresa.
Importancia del flujo de efectivo: El artículo destaca la importancia del flujo de efectivo en la gestión del capital de trabajo. La proyección del flujo de efectivo se considera una herramienta crítica para garantizar la liquidez y la rentabilidad de la empresa. El autor enfatiza que el manejo eficiente del corto plazo es esencial en una economía cambiante y en un entorno empresarial competitivo.
Relación entre liquidez y rentabilidad: el autor destaca la interconexión entre liquidez y rentabilidad. Señala que una buena gestión de la liquidez puede facilitar la rentabilidad, y viceversa. Además, argumenta que el dilema tradicional de liquidez versus rentabilidad se supera mediante un adecuado flujo de efectivo.
La importancia de una estructura adecuada de activos: El artículo resalta que la combinación adecuada de activos corrientes y activos fijos es esencial para generar valor y utilidades. La estructura del activo es un elemento clave en la administración del capital de trabajo y debe adaptarse a las necesidades específicas de cada negocio.
Factores que afectan el capital de trabajo: el autor enumera varios factores que influyen en la cantidad de capital de trabajo requerida por una empresa, como la naturaleza del negocio, el ciclo de fabricación, el volumen de ventas, las condiciones de compra y venta, la rotación de inventarios y cuentas por cobrar, el ciclo de negocios y la estacionalidad de las ventas. Estos factores son relevantes en la gestión financiera y deben considerarse en la planificación y toma de decisiones empresariales.
En resumen, el artículo de José Saúl Velásquez Restrepo ofrece una valiosa perspectiva sobre el capital de trabajo y su importancia en la gestión financiera de las empresas. Destaca la necesidad de un flujo de efectivo eficiente, la relación entre liquidez y rentabilidad, y la importancia de una estructura de activos adecuada. También señala factores clave que influyen en la cantidad de capital de trabajo necesaria para un negocio.